Dopaje en el ajedrez

Es triste que el mundo del deporte se vea sacudido por otro escándalo en el que el dopaje sea protagonista. Esta vez, y aunque parezca mentira, se ha visto sacudido por los vientos de la polémica el noble y antiguo deporte del ajedrez.

Sí, amigos, los ajedrecitas también se dopan. O al menos esa es la impresión que se han llevado muchos después de que el ucraniano Vassily Ivanchuk se negara a hacerse un test de drogas tras su derrota frente al tártaro Gata Kamsky en el Mundial de Ajedrez celebrado en Dresde.

Bien es verdad que Ivanchuk siempre ha tenido fama de excéntrico (se dice que se pone a aullar a la luna llena cuando pierde una partida, llega a golpearse la cabeza contra la pared si una jugada le sale mal, es capaz de ponerse a cantar a voz en grito en mitad de un torneo o de ir en bermudas en pleno invierno ruso) y que mucha gente se lo disculpa. Pero el juez que le tocó durante la partida antes referida se mosqueó más de lo debido y debió pensar que el comportamiento del perdedor se debía a algún tipo de sustancia química más que a un complejo derivado de la falta de atención de sus padres, así que pidió a Vassily que se hiciese un test de drogas. Vassily, fiel a su personalidad, tuvo un arrebato y, además de negarse a hacer el test, irrumpió en una sala de conferencias, pateó un pilar de hormigón en el vestíbulo y se lió a puñetazos con el mostrador del bar del lugar donde se celebraba el Mundial.

Así que, dado su comportamiento y la negativa a hacerse un análisis de orina, se ha dado por hecho que el ucraniano se hallaba bajo la influencia de alguna sustancia para mejorar su rendimiento, lo que le apartaría de la competición dos años.

Nosotros no queremos opinar, pero sabemos por experiencia que el mero hecho de ser raro muchas veces es confundido con la manía de estar drogado. Yo, particularmente, daría una segunda oportunidad al pobre Vassily o, mejor, igualaría el nivel obligando a todos los ajedrecistas a ir drogados o borrachos a los torneos. Así la cosa tendría más espectacularidad.

Fuente: nopuedocreer